Vamos siempre en grupo y nos tratan genial. Nos dejan una sala aparte y hacemos karaoke, bailamos, etc
Restaurante con nostalgia de los 70 u 80 del pasado siglo. Pero muy bien gestionado. Trabajan un menu del dia magnífico, con bastantes opciones de platos frios y calientes, postres caseros y una RCP muy acertada.
El local y la decoración, eso sí, son como de otra época, algo que tiene su encanto en un Madrid como el actual, cada vez mas extravagante y chorras. Aquí la clientela supera con creces los 70 de media y los camareros casi también, pero es parte del ambiente. Estética aparte, es un lugar tranquilo, agradable y limpio, con manteles de tela y donde se come bien. Por eso está siempre lleno a rebosar de parroquianos.
Los menús especiales del asador son algo mas flojos. Salvo excepciones (como el jamón, extraordinario), el resto de los platos no destacan tanto y la competencia en la zona es abrumadora (Asador de Aranda, Casa Juan, El Molino, Txistu...etc). Tambien es verdad que los precios son aquí mucho mas ajustados.
En resumen, una casa de comidas con solera, castiza y muy recomendable, escondida en el Tetuán mas profundo.
Casi no quedan sitios así en Madrid y hay que cuidarlos!!
Es la segunda vez que vamos y hemos repetido el menú especial por 38€ por persona. Es un menú completo, para compartir jamón recién cortado con pan tumaca, gambon a la plancha, revuelto de setas, de segundo pata de cordero y cochinillo y postre acompañado de sorbete de limón. Está vez tanto el cordero como el cochinillo le faltaba un poco más por hacer