Un clásico atemporal. Un churrasco sin florituras. Trigueros de matrícula de honor. Una máquina de hacer dinero. Un olor insoportable para los vecinos.
Se come bien, con buen vino.
Es maravilloso y sobretodo justo al lado tenemos un lavadero de coches que mientras estás comiendo te lo dejan estupendo y así no tienes que buscar aparcamiento, se llama el lavadero de los niños de la Puri , son muy profesionales👌🏼
Lo mejor en carne...y el trato excelente...eso sí mejor reservar