Platos variados, servicio habitual de restaurante de hotel, ambiente frio con mucha resonancia por tanto acristalamiento.
Un ambiente aséptico. No dan ganas de comer nada, parece el comedor de un lugar decadente y anciano. El personal es muy borde, incluso al decirles gracias entregando la comanda, te miran como si fueras de otro planeta y al pedir algún plato vegetariano el camarero/metre/no lo sé, respondió que si quieres comer vegetariano vayas a un restaurante vegetariano, porque alli no es y él va a veces a restaurantes vegetarianos y le gusta... Señor, éramos muchos, solo pedíamos una alternativa para los vegetarianos... La comida preparada de días atrás para un menú de 25€. Ensalada con lechugas pochas y arrugadas y viejas. El vino es el mismo que compro en el bonpreu, pero por el doble. Los canelones, a excepción de la bechamel, no sabían a nada. El romescu, tampoco. La "parrillada de verduras" eran dos trozos de pimiento rojo y verde, dos de calabacín y dos de berenjena... Supongo que es la versión en miniatura de lo que es una parrillada. No merece la pena. La paella de verduras no sabía a nada. No tenía un sofrito, parecía todo hecho al vapor. No merecía la pena ni clavarle el tenedor. Lo único que valía la pena, los postres y los tres calamares con ajo y perejil (pero porque ya tienes que hacerlo mal para que esto salga mal). La tarta de queso estaba muy buena y los flanes parece que también. Me parece que hay que mejorar un poco todo... O bajar un poco el precio del menú. Gracias!