Mi esposa y yo fuimos ayer, llegamos un poco después de las 20h.
Hice un pedido que debería llegar caliente y crujiente, pero llegó frío y viejo.
No me gusta la salsa de soja, así que siempre pido teriyaki. Para mi sorpresa, por primera vez en un restaurante, me dijeron que estaba consumiendo mucho teriyaki y que iban a preguntar si podían servirme más. Detalle, estábamos dos personas y habíamos pedido solo cuatro (dos para cada uno).
Qué situación tan embarazosa, considerando que en el menú no está escrito que hay un límite de teriyaki. ¿Cómo me ponen en una situación donde las personas cerca escucharon y me sentí súper incómodo?
Al final de todo, ayer me sentí mal y con ganas de vomitar y hoy mi esposa se despertó de la misma manera. Un detalle, solo comimos allí.
El espacio Las mesas muy juntas
Es un buffet libre a la carta donde puedes pedir todos los platos que quieres que aparecen en el menú excepto los postres que van aparte, que están en la última página de la carta.
La comida es normal, tienen mucha variedad, el sushi tiene más arroz de lo que debería tener, la yakisoba está buena y el resto de sushi nigiri y maquis también.
A la hora de pedir apuntas los números en un papel con un boli y esto lo traen, no tarda mucho.
Los niños que miden menos de 1 metro no pagan, los que miden más de un metro pagan 9 € y los que miden 1.30 m hacia arriba pagan como un adulto.
La mala nota es que intentaron cobrar el niño de menos de 1 m.
Las dos paredes del restaurante tienen dos pantallas interactivas una con una acuario que cuando toca salemburgujas y en el otro lado un a un cerezo florecido y esto entretiene a los niños para bien o para mal.
Falta más educación por parte de los que trabajan y más limpieza.
Han quitado las ostras, una pena ya no volveremos .