Fuimos a comer 7 personas para celebrar un cumpleaños. Después de pedir los platos y bebida empezó el desajuste.
Pedimos un poco de queso para los espaguetis boloñesa de los niños. La respuesta de la responsable de sala fue de espérese. Después de haberme esperado 15 minutos volví a comprarle otra vez lo del queso para los espaguetis fríos ya de mis hijos recibiendo la misma respuesta.
Al final mis hijos se comieron los espaguetis fríos y sin queso. Mi plato de macarroni al forno me lo sirvieron cuando mis compañeros estaban viendo ya la carta de postres. Se habían olvidado.
Para colmo pido un café con azúcar moreno y me dicen que no tienen azúcar moreno.
Creo que falta personal para atender a todo el restaurante y que el personal que hay debería ser más amable.
La verdad una experiencia muy negativa.
Había visitado otros Ginos y para ser franquicia me había llevado una buena sensación, pero este para no volver más. Llegamos a cenar a las 22.30 el camarero que nos atiende en la puerta pregunta secamente si vamos a cenar, cuando decimos que sí, se ríe como si molestaramos y dice que ahora nos atiende. Ya nos quedamos muy incómodos. No sabíamos que con el restaurante medio vacío molestamos a una hora normal de cenar. Nos dan la carta y tardan bastante en acercarnos a tomar nota, volviendo a poner caras, mi pareja se siente tan incomoda que le pregunta que si hay algún problema que sino nos vamos a cenar a otro lado.
El trato de los camareros excepto un chico, en general muy seco, ningún tipo de amabilidad, no sabes si la experiencia que ofrece es ir a comer a un italiano o a un funeral.
La pizza deja bastante que desear, el tamaño para un niño de 4 está bien. Desde luego no le daremos otra oportunidad.