Experiencia terrible. Fuimos después de una manifestación, entendemos ante todo que estaban desbordados y que no les quedaban muchas opciones. De lo que nos indicó la camarera, le pedimos. Delante de nosotros había una mesa de dos, después de nosotros que éramos tres, llegó otra mesa de tres. Todos habíamos pedido ya nuestra comida y llegó una mesa de diez y pidieron su comida. Empezaron a salir bocadillos y se los pusieron a la mesa de diez y el resto esperando. Mientras los otros comían, la camarera vino varias veces a preguntarnos que nos faltaba, volvíamos a decirle la comanda pero no venía. Ya el cabreo vino cuando nos trae unos bocadillos que NO habíamos pedido y nos dice que si lo eran, para después reconocer que no, pero que se le había acabado. Nos miente y además cuando las personas que estaban en la primera mesa que llegó y le recriminó que no les habían servido, me quitó de las manos el bocadillo para ponérselo a la otra mesa, quienes habían pedido sándwiches. Terrible experiencia. Para colmo, con mucha chulería me dice: "lo quieres? Si no, lo tiro, regalo comida" cuando me lo había quitado de las manos. Entendemos, que quede claro, que la situación y el volumen de personas les sobrepasó pero intentar mentirnos y faltarnos al respeto creo que no tiene sentido y no nos lo merecemos porque estábamos tranquilos esperando que nos trajera nuestra comida y la pagamos después, aunque no era lo que habíamos pedido. Horrible la situación vivida.
Fuimos a desayunar un domingo y nos cobraron por dos cafés con leche y dos bollos industriales del mostrador marca supermercado, 8' 60 el total.
Cada palmera de chocolate 2'50.
Si estuviesen hechas caseras, lo entiendo, pero nos ha parecido una estafa.
Sitio céntrico sin ningún lujo, ofrece un menú del día contundente por solo 10 euros, la comida muy buena, lo recomiendo.
no me ha gustado la experiencia lo siento
se inventan los precios
Es el típico negocio familiar que llegado el momento de la familia de origen chino que llega a nuestro país para trabajar sin descanso,ni un sólo día a la semana.
Lo regentan un matrimonio del lejano Oriente, junto a su hija.
Molt amables, de les poques cafeteries que obren els diumenges al centre de Santa Cruz.
Cervezas baratas a la sombra, poco más se puede pedir.