Bodegas Almau es un clásico en Zaragoza. Uno de esos bares que tienes que ir sea invierno o verano. Y eso que está vez con las croquetas que pedimos pincharon un poco, demasiada bechamel y nada de sabor, pero lo demás genial como siempre y tomarse un aperitivo al aire libre en su patio es un puntazo.
El lugar es excelente para disfrutar del tubo de Zaragoza en todo se esplendor. La variedad de tapas y su interminable oferta de vinos lo hace único. Un lugar excelente. Imprescindible.
Bones tapetes, servei amables. Terrassa agradable. Al mig del "tubo".
Por mantener la tradición de toda la vida de una bodega