Desde que ya no está el dueño ya no es lo mismo, la camarera que tiene es una gran profesional, pero la hija del dueño fatal, solamente se preocupa de estar con el móvil, comer su pincho y atiende fatal. Le pido la consumición con un pincho, me trae la consumición, le vuelvo a pedir dos veces más el pincho de tortilla y al final me fui sin comerlo porque ella está a sus cosas. Y la camarera a tope que no da abasto y ella pasando de todo dando la lengua con sus conocidos. Mala atención. Hay más basura que el palo de un gallinero.